Los científicos Osamu Shimomura, Martin Chalfie y Roger Y. Tsien comparten el Premio Nobel de Química 2008 por descubrir la proteína verde fluorescente (GFP), un instrumento clave a la hora de hacer visibles diversos procesos de la biomedicina.
Según destacó la Academia Real Sueca de las Ciencias de Estocolmo, esta proteína observada por primera vez en las medusas se ha convertido en una de las piezas claves de la biología y medicina contemporáneas.
Gracias a la fluorescente verde (GFP, por sus siglas en inglés), los científicos han logrado hacer visibles una serie de procesos que antes eran invisibles, como el desarrollo de células nerviosas en el cerebro o la propagación de las células cancerígenas.